Sólo tres mujeres han ocupado la dirección del Centro Dramático Nacional en estos 30 años de democracia: Nuria Espert, Amaya de Miguel e Isabel Navarro. (...) Pero estas últimas tienen el perfil de gestoras. Pocos ejemplos para cambiar hechos flagrantes como que la dirección del Español, del Lliure, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Teatre Nacional de Catalunya jamás haya estado dirigido por una mujer. Entonces, ¿por qué no están decidiendo la programación artística de los grandes centros teatrales?
Este artículo pone de manifiesto la posición de la mujer en el teatro, desterradas a la sombra. Y no me refiero a que no haya grandes actrices, si no que en esto de la escénica hay muchas más funciones imprescindibles que muy poca gente tiene en cuenta: producción, distribución, y también la dirección de organismos clave que tienen una importante carga de programación.
Desde siempre me he hecho la misma pregunta: ¿Por qué costureras y sin embargo grandes hombres diseñadores? ¿Por qué reporteras y no directoras de periódico? ¿Por qué mujer y cargo de prestigio y responabilidad son muchas veces incompatibles?
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