17 de marzo de 2013

Tres lecheras sin cuento


A veces una sale de ver una función con sensaciones dispares: con placer pero también con el estómago presente… ¿No os ha pasado nunca? Si vais a ver Leche puede que os suceda. La compañía Yo, erótica presenta este montaje, dirigido por Camilo Vásquez, nacido de su condición de grupo de investigación teatral. Más concretamente Leche pone como eje ese líquido blanco, vital, en seis pequeñas piezas. Lo que surge en cada una de ellas es una historia diferente pero conectada a través de la leche animal, el semen y la leche materna.

Puede que el lugar donde se representa (Espacio 8, una galería de arte) les ayude, pero de por sí la obra tiene arraigada una enorme plasticidad, desde la primera pieza (el nacimiento de un animal) hasta un baño sanador de leche, pasando por el diálogo entre una pintora y su cuadro, que va gestándose en directo.

Las actrices Ángela Boix, Ángela Villar y Eva Llorach se desprenden de todo artificio para entregar al público un trozo de carne y poesía. Poco texto, una comunicación en ocasiones primitiva, conectada a ese poder que otorga “la vía lactosa” como ellas dicen. “En algunos pasajes el texto sí está más fijado, pero en otros no, hablamos de cómo nos sentimos en ese momento, de lo que hay aquí y ahora” cuenta Ángela Villar.

No existen tabúes. Una maternidad descalabrada (interpretada con una fragilidad exquisita por Ángela Boix) no está en el imaginario de un espectador común, pero por eso vamos al teatro, para que nos despierten ideas dormidas de vez en cuando.

No siempre se pueden (o se deben) catalogar las cosas, pero me atrevo a decir que esta propuesta está cerca de la belleza violenta. Violencia de exhibir ideas sin tapujos, de mostrar la herramienta del cuerpo, de incomodar con un buen fin. Es necesario que arriesguemos así, brindemos con un buen vaso de leche.

Leche, de Yo, erótica. 21 y 28 de marzo a las 21:30h. Espacio 8 (C/ Santa Ana 8, Metro La Latina. Madrid). Reservas en yo_erotica@hotmail.com, http://www.facebook.com/Yoerotica o @Yo_erotica. (Aforo limitado)

Esta reseña también está publicada en la revista El Duende: http://www.duendemad.com/elduende%20-%20Copy/index.php?q=node/3363

27 de enero de 2013

Una terapia infalible

Entro en el teatro y Pilar Gómez ya está en el escenario. Se prepara pero no hace grandes aspavientos (de esos que algunas veces repelen tanto a los que no son actores). Ella está nerviosa y se mentaliza de que todo va a salir bien.

Sin trampa ni cartón la actriz conversa consigo misma, o con el público, para acercarnos sus inquietudes, sus miedos. Mejorcita de lo mío es un compendio perfecto entre fragilidad, poesía y humor cotidiano.

El espectáculo es una perfecta radiografía de un momento vital de la actriz, es de una generosidad inmensa que lo comparta con nosotros, pero para ella cada función es un bálsamo que sirve para limpiarse (literalmente) de aquello que no entiende, que no le sirve. Un recorrido por anécdotas, preguntas y nostalgia que se suman en un final catártico pero muy dulce.

Vuelvo a casa. Ahora me siento más valiente. “Yo quiero que todo el mundo esté bien… pero yo también”, un buen mantra.



Mejorcita de lo mío
Una conversación de Pilar Gómez dirigida por Fernando Soto
Hasta el 31 de enero en el Teatro Arlequín (Madrid)

8 de diciembre de 2012

Arnold...

Siempre que alguien me pregunta de qué da clases Arnold me quedo un rato en silencio, los ojos buscan respuesta y al final siempre digo... tendrías que verlo.

El otro día acudí a la presentación del documental "Dos palmas", una producción de La Noche Tuerta, que atraviesa la figura del mítico maestro de teatro, de movimiento, de la vida, Arnold Taraborrelli.

En el coloquio que guiaba Juan Pastor se encontraban actores y actrices como Carlos Hipólito o Carmen Machi y por supuesto, en el centro, Arnold. De repente, sus alumnos (muchos de ellos de ellos asisten a sus clases desde hace más de quince años) irrumpieron y le dedicaron este homenaje. Hasta que podáis ver el documental es una buena muestra de qué son las clases de Arnold:


3 de octubre de 2012

El Libro Rojo de las Artes Escénicas


Es ya la tercera vez que lo hacen. Cada octubre, la revista madrileña El Duende, recoge entrevistas, reportajes y reseñas de lo mejor de la escena que pasa por nuestro país.
El libro cuenta con una portada, contraportada y guardas del magnífico Ricardo Cavolo. Si podéis pillar el libro mejor porque es precioso, pero para aquellos que estén lejos les ofrezco este enlace de la versión digital donde podrán encontrar todo el contenido.

Yo he tenido el placer de redactar algunos de los textos del apartado "Entremeses", aquí están:

Entremeses parte I
Entremeses parte II
Entremeses parte III

11 de septiembre de 2012

Performance. Yves Klein






Yves Klein
Anthropometries of the blue period
Acción
1960



La mayoría de expertos no enmarcan la performance en las artes escénicas, sino en las plásticas. El teatro es representación, pero el arte de acción tiene que ver con lo real. Como dice Miguel Ángel Peidro: 

“(...) si alguien se corta la piel se la corta. No hay lugar para el ilusionismo, por ello la mayor parte de las acciones son decepcionantes si las comparamos con el mito o el relato que después pueden llegar o han llegado a generar, la acción suele decepcionar las expectativas puestas de antemano, a diferencia de determinadas actividades “artísticas” que pretenden engañar los sentidos, deslumbrar, maravillar, evadir.”
Quiero entender el verbo "engañar" sin el menor sentido peyorativo. El teatro no es mejor ni peor, simplemente es diferente.

27 de julio de 2012

Goles y actores. Un supuesto intrusismo

Actrices, actores. Faranduleros. Putas o maricones en etapas anteriores y todavía hoy para muchas mentes. Vividores, bohemios. Flojos, trasnochadores. Sí. Soy actriz, pero curiosamente nada de lo que incluye el listado anterior. Si acaso un poco vividora, si es que eso significa vivir mi vida como me gusta.

No pretendo que este artículo sea un manifiesto, no se me ocurriría. Tampoco pretendo avivar la polémica, sino recogerla (si se aviva tampoco pasa nada...). Pero lo que desde luego me gustaría con estas palabras es defender mi oficio, sin necesidad de acusar, envidiar, molestar o lastimar a nadie.

Hace unos días pudimos ver en los informativos nacionales la noticia de que Andrés Iniesta (jugador de fútbol profesional) doblaba a un personaje en una película de animación. A mí la noticia no me produjo ningún trauma. “Menuda estrategia de marketing” pensé.

Al día siguiente vi en las redes sociales cierto revuelo por la noticia y sobre todo indignación por parte de compañeros actores. Ahora que he recabado información entiendo que pudo venir causada, entre otras cosas, por algunos titulares exagerados y sensacionalistas:

"Iniesta se estrena como actor de doblaje" (www.masquealba.com)
"Iniesta se pasa al cine" (diario vasco)
"Iniesta debuta como actor de doblaje" (www.as.com)
La primera reacción por parte de algunos actores fue acudir al ejemplo inverso; es decir, preguntarse qué hacía un jugador de fútbol en el cine, si los actores no participamos en ligas futbolísticas y millonarias. O preguntarse qué pasaría si Iniesta, en vez de “probar” en el cine, se metiera en otras profesiones (ingeniería, medicina…). ¿Se le reiría la gracia o se vería como una temeridad?

Yo honestamente creo que no se puede comparar el oficio del actor con el de un ingeniero, es una responsabilidad diferente. Y con esto no estoy diciendo que los actores seamos necios o que para eso están los tipos listos. Eso no quita que piense que en cualquier profesión cuanta más preparación técnica se tenga mejor para cada cual y para nuestro oficio en sí, eso lo enriquece y le da una larga vida. De todas maneras, algo de razón tiene David (actor) cuando dice que: “debemos convencernos de que defender un texto es tan importante como meter un gol o diseñar una infraestructura de comunicaciones, y hasta que no nos convenzamos de esto no respetaremos nuestra profesión ni nos haremos respetar...”.

A raíz de todo esto me han descubierto este vídeo:


David también me hablaba de un proteccionismo profesional, originado en la creación de los gremios de artesanos en la Edad Media en Europa (siglo X-XI). Los gremios eran lo que vienen siendo los sindicatos actuales. Le escribí un email a la Unión de Actores de Madrid para saber qué opinión le merece este tema y a día de hoy no he obtenido ninguna respuesta.

Yo nunca he creído en el intrusismo, no lo veo como una amenaza. Quizás sea porque además de actriz soy Licenciada en Comunicación Audiovisual y he tenido la oportunidad de trabajar en materias relacionadas con lo artístico, la gestión cultural y la producción audiovisual. Creo que además de la formación cuenta mucho, en este terreno, las dotes, lo que se te da bien y lo que te gusta, como decía mi abuela “que sirvas lo mismo para un roto que para un descosido”. Después está en cada persona la honestidad de considerarse “actriz” (en mi caso) o tras un delirio de grandeza presentarse como “actriz-bailarina-cantante-videoartista-ilustradora-diseñadora de moda”. Que los hay y muchos.

Lo que ha hecho Iniesta es algo puntual, no “se pasa al cine”, la reflexión de Jose (actor y creativo en una empresa de teatro educativo) lo resume: “Nadie se imagina a Iker Casillas doblando a algún personaje en Shame, ¿verdad?”

La mayoría de los actores que han participado en este debate espontáneo, gracias a los cuales este post se muestra más suculento, aluden a que el sacrificio que se invierte, los años de estudio y preparación, cae en saco roto con este tipo de situaciones. Otros tienen claro que el marketing para atraer público a las salas de cine es obvio, aunque muestran sus peros. Pedro opina que “Lo han hecho porque vende, y está claro que es un poco intrusismo. Pero la culpa no la tiene él, la tiene quien le contrata con esos fines. Pienso que él ya que se lo han ofrecido tiene derecho a hacerlo igual que cualquier persona. A lo mejor le empieza a interesar el mundillo. Lo que no me gusta es que se le denomine ya "actor de doblaje profesional".”

Una vez más se hace visible que la profesión de actor/ actriz es un terreno habitable por cualquiera, grosso modo. Ante eso, que todos sabíamos que era así, cada uno debe ser capaz de labrarse su carrera. A veces me parece que se roza una actitud infantil, de las de señalar con el dedo: "Es que no puedo hacerlo porque estos me estorban!!".


Somos actores, pero no santos

Una de las cosas que intento hacer antes de acusar o discutir es pensar si yo en alguna situación anterior o hipotética hice o haría lo mismo. Los actores hemos desplazado (me incluyo por solidaridad) a otros profesionales. La época dorada de los modelos en los 90 se vio amenazada en el siglo XXI cuando actores famosos ocupaban portadas de revistas, fotos publicitarias y anuncios de marcas de perfume. Los actores ahora también tienen la opción de ser marca. Luce más un bolso de Louis Vuitton en la mano de una actriz de prestigio que en el brazo de una modelo profesional. Aquí aparece de nuevo el marketing: un actor (ojo, famoso, siempre famoso) ofrece un testimonio cercano y prestigio que beneficia a la marca.

Y ya que hablamos de doblaje… nos topamos de frente con el eterno actores vs. actores de doblaje. Dice Jose: “Me parece casi peor que actores, sin formación en doblaje (ni dotes para ello), se pongan a doblar a protagonistas en pelis de animación. ”. ¿Qué pasa cuando José Mota, Julia Roberts o Anabel Alonso (en este caso creo que sí tienen habilidad para doblar) ponen su voz a un personaje? ¿Se podría considerar que en ese caso los actores son intrusos en el mundo del doblaje? Marketing de nuevo… si lo ponen hasta en los carteles de la película como reclamo…

Si hasta hemos hablado de otro tipo de intrusismo! Jose, con humor aunque sin dejar de serle fiel a la realidad, apuntaba "supongo que a los chicos que estudian hostelería y ven a actores y actrices trabajando de camareros tampoco les hará gracia".

Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.


A capa y espada

Tras declarar mi parecer en redes sociales hay quien piensa que con mi actitud no hago más que denostar el oficio. No. Me niego a que la única solución para decir con la boca bien grande “soy actriz” sea mediante reivindicaciones de este tipo, cerradas y con un carácter defensivo y huraño. Voy a explicaros por qué yo defiendo esta profesión:

Yo no estoy denostando mi oficio porque me quejo y reclamo cuando pretenden que siempre trabajemos gratis.
Yo no estoy denostando mi oficio cuando denuncio que se cometen errores (muchos de ellos por ignorancia) entre los mismos profesionales. Cuando, por ejemplo, para un personaje que por guión tenga que ser andaluz, contratan a un actor de otra comunidad autónoma, como si en mi tierra no hubiera actores.
Yo no estoy denostando mi oficio cuando sé que lo he hecho bien y que me esfuerzo y la recompensa va a parar a alguien que no ha movido un dedo para conseguirlo. (La típica pregunta de “¿Pero qué hay que hacer para que me cojan?”).

Pero eso, en lugar de deprimirme me hace más fuerte. También tengo días malos y como todos me pregunto si me merece la pena todo esto, pero mis ganas de trabajar me hacen levantarme de la silla y convertir los estímulos que pueden parecer negativos en una fuerza que me sale del estómago para luchar.


Guapa y con memoria

Precisamente porque amo esta profesión siempre que tengo ocasión me desvivo explicando qué es ser actriz.

Ha sido inevitable que entre tanta discusión saliera a la luz un “intrusismo” más general, según algunos, el de cientos de chicos y chicas, en su mayoría muy jóvenes, que sin demasiada preparación ni experiencia cuentan con carreras artísticas meteóricas.

Hay mucha gente mala sin preparación con papeles en series de televisión, también la hay buena y con una formación envidiable a sus espaldas. Los hay que con esa misma formación no consiguen ser buenos actores y por supuesto existen actrices y actores que con una mínima experiencia o estudios (en algunos casos sin ni siquiera eso) son maravillosos. En ellos está seguir preparándose y ser ambiciosos.

Lo que a mí me da realmente miedo y pena es que estos jóvenes (y no tan jóvenes) que coquetean con la fama, los fenómenos fan, porque así les viene (no pienso volver a hablar del marketing) crean que ser actor es tener una cara bonita y memorizar las frases para el día siguiente. Si ellos lo creen lo transmiten al público y de nuevo llegamos al cuento del principio: “Qué gustazo ser actor, todo el día con gente guapa, de fiesta en fiesta, ganando muchísimo dinero y fama y solo tienes que decir lo que pone en un guión”.

Los actores que conocemos por sus trabajos en cine y televisión no representan ni al 10% de los actores españoles. Ni ganamos pasta gansa, ni estamos siempre guapos, ni nos invitan a todas las fiestas. La televisión o el cine no es el único medio, ni la meta a la que llegar. Tengo amigos que hacen teatro musical, teatro infantil, imparten clases de interpretación, han fundado sus propias compañías o impulsan proyectos interesantes y originales como Teatro a pelo... Y yo os aseguro que muchos de nosotros nos quebramos la cabeza para saber cómo decir y qué hacer con un texto delante.

En esta época ser actor es mucho más que interpretar, tiene que ver con la cultura en general, con la política, con la actualidad, con el arte, con el saber estar, con la publicidad, con la moda… Dejemos de ser torpes y pongamos esos factores de nuestro lado. Y ante todo, mucho amor para la profesión.

12 de julio de 2012

De abades y abadesas

Cuando me aceptaron para participar en el Taller de jóvenes actores de Teatro de la Abadía pensé en muchas cosas: en que tenía que poner el modo esponja on, en que se me haría más corto el verano (y menos mal porque no me gusta demasiado) y en escribir una reseña en mi blog.


Ahora, que ya ha terminado el taller de tan solo 15 días, no sé qué escribir, y eso que he estado como oyente (acepté porque el año que viene ya no seré "joven").

Hemos sido veintinueve alumnos, cuatro oyentes y veinticinco kamikazes guiados por profesionales del teatro como Lidia Otón, Elisabeth Gelabert, Daniel Moreno y Miguel Cubero. Ya nos lo dejaban claro desde el principio: "De aquí no vais a salir mejor actores, ni peores. Vais a aprender herramientas, tomadlas".

Hemos tenido la suerte de dar con un grupo generoso, valiente, creativo. Las clases han estado impregnadas de luz, de un sol gigante, de miel. No, no estoy escribiendo poesía ni me pongo mística. El trabajo que nos han enseñado se basa en la técnica de Michael Chéjov y decir Chéjov es decir imaginación. El poder de la visualización es muy importante para crear atmósferas e imágenes muy potentes. 

Aunque los días se han dividido por materias diferentes (técnica Chéjov, movimiento escénico y palabra) todos los ejercicios han sido psicofísicos, conjugando cuerpo y voz. Los tecnicismos podéis encontrarlos en un libro fundamental y muy recomendable: Sobre la técnica de actuación (M. Chéjov)

En La Abadía tienen amor y respeto por el teatro. Todo ha sido fácil. Si ha habido emociones han surgido a partir de ejercicios básicos (movimientos de los que se extrae una sensación. Esa sensación te provoca un sentimiento y su evidencia es la emoción). Ha sido un espacio para disfrutar, no para sufrir. Hay que "registrar" lo vivido y limpiarnos, aunque luego puedan servirnos para trabajar un personaje o una escena en concreto.

Los profesores han insistido mucho en que seamos concretos y precisos y es que como decía M. Chéjov "Cada movimiento que hago es una pequeña obra de arte".

Gracias por esta comunión teatral. Ha sido precioso