16 de enero de 2009

Perlas de Boleslavsky (II): el relato de los pepinos

Esta vez la perla es la explicación de algo muy importante para la interpretación y que todo ser humano practica y lleva consigo: la memoria emotiva. La conversación que ilustra el libro de Boleslavsky está protagonizada por él mismo y "la criatura", una joven aprendiz de actriz que recurre a él para que le aconseje en el arte de la interpretación.

La chica tiene dudas de cómo afrontar un personaje que debe estar feliz por marcharse a otro lugar y triste al mismo tiempo por tener que abandonar a su madre. El maestro le dice que tenemos una memoria especial para los sentimientos que trabaja inconscientemente por sí misma y para sí misma. Con el ejemplo que elige a continuación la cosa quedará mucho más clara:

"Por ejemplo, en cierta ciudad vivía una pareja que había estado casada durante veinticinco años. Se habían casado muy jóvenes. Él se había declarado a ella una hermosa tarde de verano, mientras caminaban por un huerto sembrado de pepinos. Estando nerviosos, como suelen estar en estas circunstancias la agradable gente joven, se detenían frecuentemente, arrancaban un pepino y se lo comían, disfrutando mucho de su perfume, del gusto y de la frescura, de la riqueza del sol que les alumbraba. Tomaron la más feliz determinación de sus vidas entre dos bocados de pepino, por decirlo así. Un mes después se casaban. En la comida de bodas fue servida una fuente de pepinos frescos, y nadie supo por qué se rieron con tantas ganas cuando la vieron. Transcurrieron largos años de vida y lucha; niños y, naturalmente, dificultades. A veces peleaban y se enojaban. A veces ni siquiera se hablaban. Pero su hija menor observó que la manera más segura de reconciliarlos era poner una fuente de pepinos sobre la mesa. Como por arte de magia olvidaban la pelea y se tornaban tiernos y comprensivos. Por un largo tiempo la hija pensó que el cambio se debía a su amor por los pepinos, pero una vez que su madre le contó la historia de su noviazgo y cuando meditó sobre ello, llegó a otra conclusión. (...)"

Pues eso, a comer pepinos...

2 comentarios:

preescolar dijo...

qué sencillo y qué elemental a la vez!

gracias cris, me encanta este blog!

muá!

Cristina dijo...

Ay, mi Sofi. Gracias a ti!

Todo lo que hay de sencillo y elemental en el teatro también lo hay de complejo... como la vida misma!

Cómo me gustaría que pudieras venir a una clase!!