27 de diciembre de 2007

La cabra o ¿quién es Sylvia?


Recojo esta noticia que me pasó Rubén, publicada hace unos días en Ladrilio.

El 10 de noviembre en Medina del Campo (Valladolid), se representaba la obra La cabra o ¿quién es Sylvia? de Edward Albee, dirigida por José María Pou.


"La concejala de cultura de ésta localidad, Silvia Pérez García, intentó entonces que se cambiara el título de dicha obra al interpretar que ofendía a su persona. Desde el ayuntamiento se planteó entonces esa solución y el enfado del señor Pou fue mayúsculo al ver que en los programas que se repartieron al público, la obra era titulada "La cabra", a secas.
Finalmente la representación tuvo lugar y la metedura de pata de la concejala ha dado lugar a todo tipo de comentarios".


Parece mentira que alguien que represente un cargo político de esas características "concejala de cultura" sea tan incapaz de respetar algo tan sencillo como el título de una obra de teatro. ¿Qué le ofendía? ¿Que se le comparara con una cabra?

Apuesto a que Silvia Pérez no conocía el argumento de la obra escrita por Albee en 2002, porque si llega a saber que La cabra es la amante del protagonista de la obra, interpretado por Pou, con la que mantiene una relación amorosa y sexual que lleva a destruir toda la vida de éxito de su matrimonio convencional, entonces hubiera prohibido su representación.

La carrera de este dramaturgo, que lleva escribiendo desde los años 50, está llena de argumentos polémicos, de provocación y de reflexiones profundas que ironizan sobre el sentido de la vida. En La cabra o ¿quién es Sylvia? no podía ser menos y propone que sea un animal quien rompa la unidad familiar y ponga sobre la mesa los deseos más enfermizos y los trapos sucios de todos.

En palabras de Pou:

LA CABRA es "otra" historia de amor.
Es una comedia de risa y a la vez una tragedia desoladora.
Es teatro convencional y a la vez teatro del absurdo.
Es poesía pura y a la vez chafarrinón salvaje.
Es una humorada.
Una risotada animal.
Un chiste que nadie sabe como acaba.
La historia de una soledad y de muy malas compañías.
Es la sorpresa, el asombro, la sacudida, la incredulidad, la duda.
La provocación pura y dura.
Es la prueba del nueve para la tolerancia y la comprensión.
Es el corazon abierto a la irracional naturaleza del amor.
Es el miedo y la perversión.
Es el deseo.
Y es la mejor obra de teatro que ha caído en mis manos en los últimos años.

No hay comentarios: