26 de septiembre de 2008

Barroco o la condena de amar sin ser Dios


Entramos en la sala, sillones de cuero negro. Sobre el escenario dos de los actores, jugando, dejándonos entrever sus relaciones peligrosas, quizás en su comienzo, aún no ha empezado el espectáculo, pero el Vizconde de Valmont (Asier Etxeandía) y la Marquesa de Merteuil (Blanca Portillo) explotan el placer de la exhibición.

Barroco es una obra escrita por Darko Lukic y Tomaz Pandur, bajo la dirección de éste último y está basada en Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos y en Cuarteto de Heiner Müller. Barroco narra la desdicha de amar sin ser Dios, "la burla del amor, el discurso de una razón desdeñosa que divide al cuerpo, lo esclaviza y, sin embargo, sólo existe en él." (como explica Fernando Solana, refiriéndose al poema del dramaturgo alemán).

Eso, unido a la intempestivas, las viscerales relaciones que mantuvieron el vizconde y la marquesa, la fuerte posición social de ambos, similar, pero tremendamente injusta para la mujer (algo parecido a lo que tenemos en la actualidad: la reputación de un hombre es reforzada según su promiscuidad, la de la mujer no), hace que Barroco sea una queja, una triste estampa de los sentimientos, un espejo donde se reflejan los momentos más miserables del ser humano, la locura, la pasión, el querer y el no querer, la dualidad, la agonía...

Quien nos cuenta la historia es un navegante que comparte nombre con el título (Chema León), que nos pone en sobre aviso la mayoría de veces, nos narra a veces lo evidente y en general queda algo desplazado. Puede interpretarse que en la obra son dos más uno (dos los amantes más el narrador que puede simbolizar el tercer elemento en discordia: las otras amantes del vizconde). La lujuria, el maquivelismo... no importa no haber leído ningua de los dos textos en los que se inspira (como es mi caso), la obra se cuenta mediante un hilo narrativo inconexo, lo importante son los sentimientos y los estados de los personajes, preciosamente histriónicos.

La marquesa se deja ver entre dos muros dúctiles, totalmente maleables, que no paran de moverse en todo el tiempo, van buscando la mejor posición, se dejan golpear, empujar, ensuciar, corren de un lado a otro, me atrevería a decir que casi no repiten la misma posición en toda la obra.

Ella, con una frágil voz que intenta reclamar a Valmont, empolvándose, de espaldas, hace que el comienzo de la obra, tras la presentación de Barroco, sea cuanto menos intrigante. El dúo Etxeandía- Portillo es sobreterrenal, sublime. Dos cuerpos casi idénticos en movimiento, puramente bellos, como dijo mi acompañante: "es poesía".

Un escenario en clave de blanco y negro (y la gama que va del uno al otro), polvo, muro de hormigón y miriñaques, una música inspirada en acordes barrocos (aunque con tres canciones interpretadas por Asier Etxeandía que bien podrían haber desaparecido a mi parecer)... una puesta en escena voraz, visualmente saciable.

Al igual que en las antiguas comedias, el final del montaje conforma un epílogo, una moraleja o conclusión, en la que Blanca Portillo se desprende de los atavíos de la noble de Merteuil y nos alecciona. Personalmente hubiera retrocedido unos minutos para establecer el final, la obviedad y la reiteración se hizo tosca en algunas ocasiones, como la marginación en exceso que sufre en el tiempo de aplausos el personaje de Barroco, cediendo el protagonismo a los que vivieron la historia.

Ayer salí del teatro sientiéndome plena, pesando más mi cuerpo, recreando fotogramas teatrales en mi cabeza y pensando que este año voy a disfrutar mucho.

"¿Cómo interpretar el presente enfatizado que alienta en Cuarteto, donde el tiempo se concentra en el gesto, casi eterno? ¿Cómo entender la indiferencia del objeto del placer, manifiesto no sólo síquicamente sino somáticamente? ¿Bestialización, desesperanza, inhumanización? Crítica al racionalismo, a la virtud, a la moral, Müller se trasvasa en Laclos, el autor que glosa para elaborar esta obra, y expone la esclavitud de los cuerpos que se niegan al dictado de la razón. Crítica del poder aristocrático ­todo poder lo es­, y de la sensualización antes de la catástrofe: las vísperas de la revolución igualitaria, liberadora y fraterna cuya verdadera naturaleza proviene de su parodia, de su deconstrucción." (Cáncer, su amante de Fernando Solana Olivares).

http://www.teatrofernangomez-barroco.com/

Barroco estará en cartel hasta el 27 de septiembre para luego continuar con la gira prevista para el año 2008.
  • Lugar: Teatro Fernán Gómez (Centro de Arte) - Sala Guirau
  • Direccion: Pza. Colón s/n Cómo llegar
  • Fecha: 10 de septiembre de 2008 al 27 de septiembre de 2008
  • Precio: Normal en taquilla: 18 €. Día del espectador: 16 €, Martes y miércoles. Grupos: Martes, miércoles y jueves: De 10 a 19 personas: 15 €. De más de 20 personas: 14 €.

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